ESTRUCTURA DE LOS DIÁLOGOS

Muchos escritores tienen dudas sobre el uso de los guiones de diálogo en su estructura, la función de estos es la de indicar lo que dicen los personajes de un texto, y separar lo hablado por uno de ellos de lo que añade el autor de forma explicativa.

Los diálogos, para diferenciarlos de la narración, van precedidos por una raya (“—” distinto del guion, o símbolo menos, “-“), y nunca terminan en raya, sino en el signo de puntuación correspondiente: punto y aparte, cierre de interrogación, cierre de exclamación o (menos habitualmente) dos puntos o punto y coma.

“—Estoy algo cansado.”

Obsérvese que no hay espacio entre la raya y la primera letra.


Para introducir una aclaración del narrador, se utiliza también la raya:


“—Estoy algo cansado —dijo él.”

“—Estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa.”


Teniendo en cuenta que hay que diferenciar dos casos:


1.-La intervención del narrador hace referencia a un verbo o acción del habla o el pensamiento (“dijo él”, “pensó ella”, “replicó su amigo”, etc.).

Se deja un espacio en blanco entre el final de la frase y la raya, y la frase del narrador comienza sin espacio entre la raya y ésta: “cansado —dijo él.”

La frase comienza en minúsculas:“ —dijo él.”

El signo de puntuación correspondiente a la frase del personaje se cierra tras la aclaración del narrador: “—Estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa.”

Si el diálogo continúa, se cierra con la raya; en caso contrario, no: “—Estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa.”

Si la frase del diálogo no está completa, pero le correspondería otro signo de puntuación (como una coma), éste se pone como en el ejemplo anterior con el punto: “—Estoy cansado —dijo él—, y eso que he dormido bien.”

2.-En el caso de que el comentario del narrador no tenga nada que ver con la acción de hablar, pensar o cualquiera de acciones relacionadas (gritar, susurrar, etc.), se cierra la frase, si hiciera falta, y el texto del narrador comienza por mayúscula:

—Tengo que irme. -El portazo retumbó en toda la casa.

(Esta aportación se la debo a Iván, gracias a sus comentarios).

Y contando con ciertas excepciones:

La exclamación y la interrogación se cierran siempre (si la frase ha terminado) antes de la raya: “—¿Estás cansado? —dijo su mujer—. Puede que debieras dormir más.”

Del mismo modo, también los puntos suspensivos preceden a la raya: “—Te noto cansado… —observó ella—. Será que no duermes bien.”

Si la narración precisa dos puntos, éstos sustituyen al signo de puntuación que correspondería a la frase del diálogo: “—Te noto cansado —observó ella, y añadió—: Será que no duermes bien.”


Los diálogos son parte fundamental de cualquier historia, por lo que es imprescindible para todos tener claro su estructura, estos no son los únicos diálogos y pueden hacerse combinaciones a partir de estos, así como nuevas formas. Lo importante es que el texto fluya y que el lector sepa quién está hablando en cada momento. A partir de ahí, depende del ingenio y pericia del que escribe.

Espero que estos consejos sobre cómo debe ser la estructura de los diálogos de una obra te hayan servido y los lleves a la práctica.

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